Atención sociosanitaria
PLAN DE ATENCIÓN INDIVIDUAL (PAI)
Durante el proceso de “Valoración Geriátrica Integral” se registran los recursos y posibilidades de la persona, se valora la necesidad de servicios y, se elabora un “Plan de Atención Individual” (PAI), continuado y coordinado dirigido a satisfacer las necesidades de la persona residente en Residencia Mañón.
ALIMENTACIÓN E HIDRATACIÓN
En el ámbito residencial, la alimentación es una de las actividades básicas de la vida diaria más íntimamente relacionada con el bienestar físico y psíquico de las personas mayores, y es de vital importancia asegurar que todas las personas residentes que lo precisen reciban la ayuda personalizada que mejor se adapte a su nivel de dependencia. Los trastornos relacionados con la nutrición son considerados como uno de los grandes síndromes geriátricos.
No debemos olvidar la importancia del agua como elemento de aporte en la dieta y como un requerimiento básico desde el punto de vista nutricional. Con la edad se produce una disminución de la adaptación a las irregularidades de los aportes de líquidos y electrolitos. En las personas mayores, los trastornos hidroelectrolíticos son muy frecuentes y pueden aparecer asociados a múltiples enfermedades. Son una de las mayores amenazas de morbi-mortalidad de estas personas. La importancia de la deshidratación radica en sus graves consecuencias sobre la salud.
Algunas personas residentes dependientes, ya sea por procesos degenerativos relacionados con el envejecimiento, o bien por padecer ciertas patologías, se muestran incapaces de ingerir alimentos sin ayuda, por lo que es necesario unos cuidados especiales.
Para mantener la calidad de vida de la persona residente que tiene la necesidad de ser alimentado de manera asistida a través de una sonda nasogástrica, le proporcionamos unos cuidados especiales, así como el cuidado de dicha sonda.
ATENCIÓN A LA EVACUACIÓN
El proceso de eliminación en la persona mayor se caracteriza por la aparición de cambios morfológicos, funcionales, psicológicos y sociales que producen potencialmente una menor efectividad de los mecanismos de eliminación.
Para valorar las necesidades de eliminación de la persona mayor, deberemos tener en cuenta la frecuencia, molestias y alteraciones posibles, tanto en la defecación como en la diuresis.
La incontinencia (ya sea urinaria o fecal) puede ser debida tanto a alteraciones del tracto urinario, como a problemas cerebrales / demencia, ACV).
Aunque la incontinencia no amenaza la vida de nuestros clientes, la incomodidad, humillación y vergüenza que esta situación provoca, produce una disminución de la calidad de vida.
Para mantener la calidad de vida de la persona residente que tiene una sonda vesical le proporcionamos unos cuidados especiales, así como del cuidado de dicha sonda.
Para mantener la calidad de vida de la persona residente que tiene una ostomía, generalmente derivado de hospital, debemos proporcionarle unos cuidados especiales, así como del cuidado de dicha ostomía.
ATENCIÓN A LA HIGIENE
La higiene personal correcta es una necesidad vital básica para asegurar la comodidad, integridad, seguridad y la salud de toda persona y de las personas mayores en especial.
Para una persona mayor, poder colaborar en el mantenimiento de su higiene favorece su bienestar físico y psíquico. Debemos procurar que toda persona mayor sea capaz de realizar su aseo personal y mantenga su interés en el cuidado de su piel, cabello y uñas.
En el proceso de envejecimiento normal se producen alteraciones en los tejidos de la piel, como pérdida de elasticidad, sequedad, disminución del grosor, etc., que puede hacer que pierda su vital papel de barrera y protección ante las agresiones del medio. De ahí la importancia de mantener integra, sana e hidratada la piel con una correcta higiene diaria.
La higiene corporal es una de las actividades que realizada diariamente, puede contribuir a mantener la autonomía de las personas mayores y a proporcionar a éstos, una adecuada calidad de vida, sin olvidar el valor primordial que tiene en la prevención de enfermedades.
El respeto a las creencias, valores, costumbres e intimidad de la persona residente, debe ser norma de especial cumplimento cuando se proporciona ayuda en estas actividades.
Mantener una correcta higiene de la persona residente, ayudar a aquellos que lo necesiten, y supervisar a los que puedan ducharse por sí mismos, es primordial para evitar futuros problemas derivados de la falta de higiene, tanto físicos, como sociales.
Un gran número de personas mayores utilizan algún tipo de órtesis y/o prótesis, con lo que hay que tener en cuenta su mantenimiento, correcta colocación y buen uso, evitando su pérdida o deterioro.
ATENCIÓN AL SUEÑO Y AL REPOSO
El descanso es esencial en todas las personas, pues ello implica un buen estado de salud. Los desajustes del sueño en las personas mayores son mucho más pronunciados que en otras edades. Esto implica que promover el descanso sea un factor principal a vigilar.
PRODUCTOS FARMACÉUTICOS
La administración de medicamentos es una de las intervenciones más frecuentes que se producen en Residencia Mañón y que afectan directamente a la salud de nuestros clientes. Es fundamental disponer de protocolos que aseguren la correcta preparación asegurando la calidad de los cuidados, comprobando la preparación y disminuyendo los riesgos de la administración farmacológica.
Conjunto de acciones y consideraciones necesarias para llevar a cabo el control de glucemia en sangre.
Conjunto de acciones y consideraciones necesarias para llevar a cabo la administración de insulina en una persona residente diabética en Residencia Mañón.
Las personas mayores de 65 años constituyen el grupo poblacional con mayor susceptibilidad a presentar reacciones adversas a medicamentos (RAM), con una prevalencia media del 30%, y con un riesgo de hospitalización cuatro veces mayor. De hecho, hasta el 15-20% de los ingresos hospitalarios en mayores de 65 años están causados por las RAM y suponen la cuarta causa de muerte en este grupo de personas, tras la cardiopatía isquémica, el cáncer y el ictus, y constituyen una fuente importante de dependencia. Se considera que, por encima del 50% de las RAM, son evitables.
La mayor prevalencia de comorbilidad en la persona mayor, conlleva un aumento de la necesidad de fármacos, y por tanto, a un incremento en la probabilidad de efectos adversos, de interacciones y de de errores. Este aumento en el número de fármacos, puede dar lugar a lo que se ha dado en llamar “polifarmacia”.
El uso racional del medicamento y la prevención de la yatrogenia en la persona residente en Residencia Mañón ayuda a la prevención de los problemas derivados de la toma de medicamentos sobre todo en las personas de edad avanzada por los factores de riesgo que ello implica.
PREVENCIÓN, DETECCIÓN Y TRATAMIENTO PRECOZ DE ÚLCERAS POR PRESIÓN
En los centros residenciales de personas mayores, la prevalencia de aparición de úlceras por presión se encuentra en, aproximadamente, un 5% de los residentes. Entre el 40 y el 60% de los residentes tiene, en condiciones normales, cierto riesgo de desarrollar úlceras por presión.
La aparición de úlceras por presión puede provocar consecuencias graves para la salud de la persona mayor y, además, su tratamiento resulta largo y costoso. Sin embargo, las úlceras por presión son un problema que responde muy bien a la prevención de los factores de riesgo.
Por lo tanto, la puesta en marcha de este protocolo específico perfecciona las estrategias de detección de aquellas personas residentes en situación de riesgo. La aplicación del “Plan de Atención Individual” y la aplicación de los tratamientos y cuidados más adecuados en cada caso, permite prevenir o minimizar las lesiones producidas. Con ello conseguimos disminuir los casos en Residencia Mañón y mejorar la calidad de vida de nuestros clientes.
Las úlceras pueden y deben prevenirse, en gran parte, con un buen cuidado y atención a la persona residente por parte del personal sanitario.
PERSONA RESIDENTE INMOVILIZADA
La movilidad es un componente esencial en la vida del hombre. Gran parte de nuestras funciones vitales (respiración, eliminación, etc.), precisan de esta actividad para realizarse de forma satisfactoria. El conjunto de riesgos que engendra la inmovilidad y la incapacidad para el autocuidado, constituyen los problemas básicos de la persona encamada. La capacidad de movilización es un indicador del nivel de salud de la persona residente y de su calidad de vida, ya que determina su independencia.
La actuación ante estas personas residentes debe ser integral. La aparición de complicaciones dependerá del grado de inmovilidad, del tiempo que lleve encamado y de la patología de base que presente la persona residente así como de su estado general.
La grúa es el elemento auxiliar del que dispone el personal de Residencia Mañón, para movilizar a la persona residente dependiente con la mayor seguridad y menor riesgo de lesiones para ella y para sus cuidadores.
PREVENCIÓN DE CAÍDAS
La mayoría de caídas de las personas mayores son debidas a la convergencia de diversos factores que las favorecen: estado de salud, conducta, actividad de la persona, entorno, etc.
El conocimiento de estos factores permite aplicar medidas de prevención. Los factores se clasifican en intrínsecos y extrínsecos.
Todos las personas mayores institucionalizadas están consideradas como personas con alto riesgo de caída.
PREVENCIÓN Y USO DE LAS MEDIDAS DE SUJECIÓN
La elaboración de este protocolo de actuación favorece la implantación de medidas alternativas al empleo de sujeciones y, cuando sean imprescindibles, regule su manejo adecuado y las medidas de seguridad y seguimiento precisas en cada caso individual. Los estudios indican que el uso de los distintos tipos de dispositivos de sujeción influyen en la aparición de complicaciones en las personas residentes, en algunos casos potencialmente mortales (lesiones de plexos nerviosos, asfixia, isquemia de miembros, deterioro de la movilidad, etc.).
Es necesario aplicar las medidas respetando los derechos de la persona residente, así como las consideraciones éticas y legales de su utilización. La utilización e instauración de estas medidas persigue poder aplicar tratamientos esenciales en los que la persona no colabora o los rechaza o bien poder controlar complicaciones o situaciones disruptivas que entrañan riesgos para la integridad de estas personas o de terceros.
Las razones justificativas para su utilización, basadas en la protección y seguridad hacia las personas, deben sopesarse con la voluntad, deseos y preferencias de la propia persona o de sus representantes legales de tal forma que la libre elección (principio de la autonomía decisoria) pueda anteponerse a la excesiva protección o prevención de riesgos que pretendemos alcanzar. Es decir, puede resultar más dignificante para una persona no estar sujeto asumiendo el riesgo de poder sufrir alguna caída.
AISLAMIENTO
Los brotes epidémicos en general y los alimentarios en particular, son situaciones de emergencia sanitaria, debido fundamentalmente a la implicación que tienen para la salud individual y colectiva.
Su aparición en los centros de residencias de mayores puede suponer un riesgo grave para la salud y la vida de las personas mayores, debido a las características y peculiaridades de los mismos, y requieren la intervención directa sobre la fuente de la contaminación, con la finalidad de cortar la transmisión del brote y evitar la aparición de nuevos casos de enfermedad.
Conjunto de actuaciones encaminadas a la protección de la persona residente con necesidad de aislamiento y resto de personas en contacto con ella.
ATENCIÓN BIOSOCIAL
En las personas mayores los sentimientos de soledad, aislamiento y desarraigo están más pronunciados, por lo que la detección de los factores de riesgo es importante, y tener especial cuidado y una actuación rápida.
Las alteraciones del comportamiento en las personas mayores, en su inmensa mayoría, corresponden a personas con demencias en estadíos moderados o moderados-severos.
Los ataques físicos o verbales al familiar pueden conducir a un abuso recíproco y pueden llegar a constituir la principal razón para la institucionalización.
Las alteraciones del comportamiento afectan más a las personas mayores que viven en instituciones de cuidados prolongados que a aquellos que permanecen en la comunidad.
Las personas con demencia suelen desarrollar alteraciones del comportamiento en algún momento de la evolución del padecimiento.
NORMAS ÉTICO-PROFESIONALES
Cada persona, como ser único, es diferente y tiene sus propias necesidades, capacidades, deseos y valores. Es portadora de dignidad y derechos y ayudarle a ejercerlos es responsabilidad de todos los profesionales y define la vida cotidiana en la institución. Los derechos están relacionados con la libertad de expresión de movimiento, de acción de las personas residentes, por ello respetarlas define un determinado estilo de relación y de intervención profesional.
El derecho a ser informado, de respeto a la dignidad, a la intimidad o a la privacidad, y que la persona pueda decidir sobre los aspectos esenciales de su vida (tal y como siempre hizo) mientras se sea capaz de ello; son derechos cuya vulneración genera situaciones de trato inadecuado y de mal trato.
Proporcionar un buen trato es un indicador clave de la calidad humana y profesional de nuestras intervenciones y recursos.
El maltrato a las personas mayores se ha convertido en una realidad que es cada vez más evidente y que requiere una atención específica.
El reconocimiento público del maltrato evidencia una nueva modalidad de relación en la que la violencia física deja espacio a otros tipos de violencia más sutil (silenciada, menos evidente, pero que no excluye dolor o sufrimiento), lo cual obliga a revisar la actuación de todas las instituciones y administraciones para encontrar una forma coordinada de trabajar, que permita hacer frente con la máxima eficacia a esta problemática.
Por otra parte, nuestra sociedad tiene muchos modelos familiares, a menudo con vínculos poco intensos entre sus miembros y con una movilidad o desarraigo que mantiene la relación en la distancia. Los lazos emocionales han cambiado, el hijo o la hija no tiene que responder incondicionalmente a las necesidades de sus progenitores.
La respuesta a nivel familiar es más débil y, por tanto, la respuesta social debe cubrir las nuevas necesidades. La dependencia, que afecta especialmente a la persona mayor, es un rasgo distintivo, tanto en el sentido físico o mental, como también en el sentido social; lo cual implica una mayor vulnerabilidad e indefensión que pueden provocar que la persona sea víctima de malos tratos con más facilidad.
En el tipo de maltrato dirigido a las personas mayores, en muchos casos, puede influir el déficit de recursos individuales, colectivos o sociales, más que un acto consciente violento.
Por otra parte, es muy importante determinar la capacidad de la persona que sufre una situación de maltrato. No sólo en la medida en que ésta pueda tener capacidad de oponerse a la conducta maltratadora y de defender sus derechos e intereses (por ejemplo, interponiendo y manteniendo una denuncia), sino también en que disponga de capacidad suficiente para tomar por sí misma las decisiones oportunas para el cuidado de su persona y de sus bienes. Esta situación deberá ser tenida en cuenta, si procede, como agravante en la consideración jurídica del hecho maltratante.
DEFUNCIÓN Y DUELO
Las características concretas de salud de la mayoría de las personas residentes en Residencia Mañón, hacen que la muerte sea un elemento a tener en cuenta.
Una correcta atención por parte del equipo asistencial de una residencia precisa de la elaboración de un protocolo asistencial específico que especifique los aspectos principales a regular en el manejo adecuado de la situación, tanto en cuanto a los cuidados específicos a prestar al cadáver, como en la atención respetuosa hacia familiares y allegados del difunto y el apoyo a los trámites administrativos asociados a estas circunstancias.
El acompañamiento y el apoyo emocional adecuado a las familias y allegados a la persona residente en los momentos previos y posteriores a la muerte es un factor importante para una correcta atención. En muchas ocasiones, la estrecha convivencia que se establece entre la familia y el personal de Residencia Mañón genera la confianza necesaria para que, una vez se ha producido la muerte del cliente, puedan confortar a los afectados, y detectar signos indicadores de sospecha de que la adaptación a la nueva situación resulte traumática, y se pueda generar un duelo patológico con necesidad de atención profesional.
En estos casos, será conveniente derivar a los afectados a los profesionales más adecuados para encauzar la situación.